THE DIGITAL BAND™
THE DIGITAL BAND™

El elemento principal para cualquier restaurante

Imaginaos entrando a una exclusiva boutique de la calle Serrano, en Madrid, de la avenida de los Campos Elíseos de París o la Via Montenapoleone de Milán.

Imaginaos ahora entrando a un Hotel de la máxima categoría de Forbes Travel Guide, a un restaurante de 3* Michelín, a la clase business de Emirates o Qatar o al último speakeasy de la ciudad.

Si en cualquiera de las situaciones hay un elemento común en cómo lo habéis imaginado, más allá del exquisito trato del personal o la decoración, estoy seguro de que ha sido el ruido, o mejor dicho, la ausencia de ruido. Porque el silencio es un elemento que no se percibe de manera consciente, sino a un nivel más profundo.

El silencio siempre pasa inadvertido cuando está presente, nadie repara en él ni le concede la mayor importancia.

Sin embargo, su ausencia se hace muy palpable generando una incomodidad insoportable que arruina la experiencia a cualquier cliente de un restaurante, sin excepción. ¿O es que acaso le gusta a alguien entrar en un local en el que el ruido ensordecedor obligue a uno a alzar la voz para comunicarse?

Pero no es sólo el silencio, va más allá. Es el control del mismo, la atmósfera, el ambiente, lo que marca la diferencia en cualquier restaurante o establecimiento que quiera dirigirse a un segmento alto. Y es, a la vez, el elemento más desagradecido. Si se hace bien, pasa inadvertido; por el contrario, si se hace mal, arruinará la experiencia de los clientes.

En el capítulo “Little Things Matter” del libro Unreasonable Hospitality, que recomiendo encarecidamente (¡gracias JC por la recomendación!), su autor, Will Guidara (que llevó al EMP a ser el mejor restaurante del mundo), cuenta cómo existían pequeños elementos que eran clave su búsqueda de la excelencia. Entre otros, hace especial hincapié al ambiente de la sala.

Como no podían automatizar la iluminación interior, pues los factores externos que influían en la iluminación natural variaban en función de la estación del año, de la meteorología o de la hora del día, pusieron a una persona encargada de regular la iluminación interior durante todo el servicio para adecuarla a los condicionantes externos y conseguir así el resultado deseado. Lo mismo con el sonido ambiente.

El nivel de ruido dependía de la cantidad de gente que había en la sala en un determinado momento, de si eran en su mayoría parejas o había grupos de amigos, por lo que había una persona designada específicamente para regular el volumen de la música y mantener así un ambiente agradable.

La decoración, más allá de lo puramente estético, tiene la misión de mantener una acústica adecuada en la sala gracias a la utilización de materiales y elementos decorativos apropiados, evitando reverberaciones y sonido ambiente molesto.

Por esta razón es fundamental contar con un diseñador/a que entienda esta necesidad, y que lo tenga presente a la hora de proponer diseños para el local. La estética nunca debe estar reñida con la funcionalidad, y este punto del sonido ambiente es crítico.

Prestar atención a estos detalles, por nimios que puedan parecer, es fundamental si se persigue la excelencia. Y esto es un ruego que lanzo a todos los restauradores y restauradoras, especialmente a aquellos que han abrazado sin reparos la moda de restaurantes con DJ incorporado.

Si se quiere poner DJ, creen una zona bien diferenciada donde el talento del DJ pueda ser apreciado en su justa medida, pero mantengan el comedor como un templo dedicado al noble arte de disfrutar de la buena mesa, de la mejor compañía y de largas conversaciones.